miércoles, 22 de agosto de 2007

El puente de San Carlos y olé

Eran las seis de la mañana (quizá las siete y nos levantamos a las seis) y Lois quería hacerle una foto al Puente de Carlos de Praga. ¿Por qué a esas horas? Porque a cualquier otra hora, ese puente es la parte de la Tierra más transitada por los seres humanos. Está el metro de Madrid a las siete de la mañana, el Puente de Carlos y poco más... Lo digo en serio, nunca he visto tal cantidad de gente a todas horas y todos los días (varios días acabamos nuestros recorridos atravesando el puente, coqueto y bellísimo) en un mismo sitio. El Puente es una buena muestra de lo bonita que es ésta ciudad (mis lamentables fotos no le hacen justicia, pero buscad en guías de viajes, en Google imágenes o en la propia ciudad).

El paseo es larguito y está plagado de artistas callejeros (básicamente, retratistas y caricaturistas). También están los que venden sus fotos, los que cantan y tocan jazz (por un momento Lois y yo nos sentimos como en una peli de Woody Allen) y todos nosotros, turistas del mundo, dando buena cuenta de todo ello con nuestras cámaras.
Se dice que si se le toca en la cabecilla al perro de este ¿azulejo? ¿grabado? ¿cosa? del Puente tendrás buena suerte. La imagen inmortalizada representa un pasaje de la historia de Praga pero como soy un cenutrio (y como no tengo la guía de Praga ahora en mi poder) no sé cuál (de todas formas, ¿desde cuándo venís a este blog a aprender?)

Venga, sí, aprended. Copio de una web: El Puente de San Carlos (por Carlos IV, el rey de Bohemia y emperador romano-germánico que lo inauguró el 22 de junio de 1503) une la Ciudad Vieja y la Nueva. El Puente de Carlos fue el más largo de su época con sus 520 metros de longitud y 16 m. de ancho. 16 pilares sostienen esta inmensa obra de ingeniería hecha en piedra arenisca. Lo más caraterístico del puente; lo que todos recordamos por las cientos de fotos que de él se han hecho, son las 30 estatuas religiosas barrocas que lo bordean. Eminentes artistas como Brokoff o Braun dieron formas a las figuras de santo Tomás, santa Margarita o santa Isabel. Como curiosidad, en uno de los pilares existe una figura, la única que no es religiosa, que se corresponde con el príncipe Bruncvik quien según la leyenda liberó a Praga.
Decenas de leyendas corren sobre este puente, pues según se cuenta, cada una de las figuras velan por la salud de todo aquél que ha nacido en Kampa, la isla que se encuentra justo al final del puente, antes de llegar a Malà Stranà, el barrio de la otra orilla. Después de ser reconstruido en los años 70, el tráfico se desvió por otras zonas, y fue convertido en zona peatonal.

2 comentarios:

Niño Voltio dijo...

Jo, si llego a saber que te ibas a Praga te recomendaba un restaurante típico de los checos, el U-Sadlu, al que no van turistas y los camareros ni tan siquiera hablan en inglés, para que hubieses degustado una auténtica comida checa en el ambiente original.
Bueno, si repites avisa.
Yo, aunque Praga es mona, soy más pro-Budapest (alucino con esa ciudad) y pro-Zagreb (una maravilla a descubrir.
Ya me han dicho que en tu nueva aventura laboral estas hecho un crack. Me alegro por ti.

Monchito el umpa-lumpa dijo...

Pues hubiera estado genial esa recomendación. En fin, para la próxima. Lois también es muy de Budapest, me dijo que se parecen pero que Budapest tiene un noséqué que...
¿Zagreb?
En mi nueva aventura laboral me hago caca. Repito: PRODUCTOS PARA CALMAR LOS NERVIOS, ¿ALGUIEN CONOCE ALGUNO EFECTIVO? GRACIAS.