Voy a copiar un trocito de una columna de Vicente Verdú, uno de mis escritores/columnistas favoritos. Escribe en El País o, al menos, es ahí donde yo le leo. Tengo una estantería llena de periódicos y recortes pendientes de leer. Por fin he agilerado un poco la misma, y me he encontrado con una de sus columnas. Me encanta como escribe este señor. No sé de cuándo es este texto, probablemente de algún mes anterior al verano de este año. Leed, leed:
"El dólar, más que una divisa, constituye una unidad absoluta del valor: carnal o espiritual, físico o metafísico, táctil o intangible, estético o sexual. A diferencia de la estimación española del producto sexual que hace decir que ese tío o esa tía están como un pan, como un tren o como un queso, en Estados Unidos la tasación se expresa diciendo que esa mujer, por ejemplo, es tan apetitosa como un millón de dólares. El filme Una proposición indecente actuaba reproduciendo realmente, literalmente, en un millón de dólares ese lenguaje de la superestimación.
Todo lo mejor es más o menos semejante a un millón de dólares porque tal bolsa encierra la sustancia de la felicidad común, la piedra filosofal transmutada en moneda. O, viceversa: la felicidad acuñada en ese billete, presidido por Dios."
domingo, 19 de noviembre de 2006
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2 comentarios:
Dinero, dinero, vil metal... Pues yo estoy más bueno que una caña de chocolate. y soy de pata negra. Vivi lo ibérico!!!!
Joder, más bueno que una caña de chocolate, eso es estar muy bueno. Dios, qué ganas de una caña de chocolate... ¿es lo mismo caña de chocolate que triángulo de chocolate? Vale, no es lo mismo. Triángulo de chocolate (¿cuña?) relleno de crema. Que Dios le bendiga.
-CK
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