Pez gordo

-Así es -dijo Willie, que había advertido lo que acababa de suceder-. Por aquí viene continuamente gente como tú.
-¿A qué se refiere? -preguntó mi padre.
-Gente normal -y esas palabras parecieron dejarle un regusto amargo en la boca. Escupió-. Gente normal con sus proyectos. Esta lluvia, esta humedad... es una especie de residuo. El residuo de un sueño. De muchos sueños, para ser más preciso. Los míos, los de él, los tuyos.

Es un pasaje de la novela "Big Fish", de Daniel Wallace. Del capítulo en el que el prota (al que, por supuesto, imagino con la cara de Ewan McGregor) llega a un pueblo donde hay atrapada un montón de gente con sueños... que nunca llegaron a cumplir. Ah, los sueños... qué buenos son. Nos mantienen vivos. A mí, por lo menos. También me gustan porque me distraen de la realidad, cosa que también hace el cine. Así pues, el cine y los sueños producen exactamente el mismo efecto en mí (y en buena parte de la sociedad occidental). Del material del que están hechos los sueños... ¿cómo era aquello?

Y vosotros que creíais que volvería a hablar de Superman.
(Eso mañana)

P.D. La película me gusta (contiene la mejor imagen de todos los tiempos: Ewan McGregor abriéndose paso entre palomitas suspendidas en el aire para acercarse a su chica), pero la novela me gusta aún más. La estoy releyendo. Fue un regalo de cumpleaños de hace un par de años. Gracias, Georgina.